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Según la ONU, la economía circular “podría reducir hasta un 99% los desechos de algunos sectores industriales y un 99% de sus emisiones de gases de efecto invernadero, ayudando así a proteger el medio ambiente y combatir el cambio climático”.  

En este sentido, Hub Empleo Verde, en colaboración con el Ayuntamiento de Alcobendas, ha elaborado el manual “Economía circular en el sector del comercio”, donde describe el modelo de economía circular: reutilizar, reparar, reciclar, renovar y compartir los materiales y productos para que sigan siendo útiles y, por tanto, mantengan su valor económico, así como todos los procesos destinados a hacer posible el impulso de este modelo circular por medio del ecodiseño, los mercados virtuales de intercambio y otras acciones complementarias. 

El manual centra su análisis en la economía circular en el contexto del comercio, concretamente el de Alcobendas, aunque se podría extrapolar a entornos similares. En él se detalla cómo un desarrollo orientado hacia incrementar la circularidad implica la implementación de principios como el sistema Multi-R, una ampliación de la “Regla de las tres erres” (3R) que suma a reducir, reutilizar y reciclar, las acciones de repensar, rediseñar, refabricar, reparar, redistribuir y recuperar. 

En paralelo se aborda el papel de los establecimientos, los comercios se encuentran al final de las cadenas de valor, son el último eslabón antes del consumidor final. Es por ello que juegan un rol fundamental como interlocutores principales con el consumidor y tienen el potencial de contribuir a derribar algunas de las barreras que impiden la creación de procesos circulares. En este sentido, el manual destaca cuatro puntos clave donde los comercios pueden tener un mayor impacto para contribuir a la Economía Circular: 

  1. Control de la cadena: El comercio no puede influir de forma directa en el diseño y la fabricación del producto, pero sí que puede establecer un sistema de control de proveedores, dando prioridad a los que siguen principios éticos en la gestión de su impacto ambiental.  
  1. Circularidad cotidiana: La transición hacia la circularidad surge a partir de redirigir nuestras actuaciones cotidianas y transformarlas en hábitos positivos para el medio ambiente. 
  1. Logística Inversa: Al ser el punto más cercano al consumidor, el comercio puede salvar la brecha que hay entre consumidores y productores para facilitar la recogida selectiva de los productos al final de su vida útil. Además, los comercios pueden ser muy buen ejemplo para sus consumidores al a hora de realizar una correcta separación de residuos para su retirada por parte del organismo correspondiente. 
  1. Información al consumidor: el comercio puede jugar un papel importante como punto de información sobre diferentes aspectos de sus productos, incluyendo los aspectos ambientales y relacionados con la circularidad. 

Por otro lado, tras un estudio completo del comercio en Alcobendas, se ha llegado a la conclusión de que apostar por una economía circular como motor de cambio medioambiental y social en la ciudad desde los comercios supone una mejora considerable del entorno ciudadano, con impactos sustanciales en la manera de vivir en este municipio madrileño. 

Los comercios de Alcobendas tienen el potencial de desarrollar, mediante acciones sencillas, una reducción de residuos generados de hasta un 50% y un modelo más eficiente del tratamiento y recogida de los mismos, de un 90% de sus residuos propios.  A su vez, tienen el potencial de generar información y didáctica para que los ciudadanos potencien prácticas sostenibles y circulares, que pueden llegar a suponer importantes reducciones en los residuos cotidianos y en el CO2 invertido en los procesos. 

Por último, durante el proceso de reflexión y trabajo del manual “Economía circular en el sector del comercio”, se ha llegado a la conclusión de que los comercios tienen un potencial sensibilizador muy alto, pero falta sensibilización hacia la importancia de llevar a la práctica procesos de economía circular factibles tanto para la sociedad en general, como en el comercio en particular. Además, deben establecerse medidas de impacto, que no supongan un esfuerzo extra al trabajo de los establecimientos. Así pues, la propuesta de valor dentro de la economía circular debe evidenciarse y aportar “beneficios” a los propios comercios, sea por posicionamiento o por dinamización. 

Los procesos y acciones basadas en la economía circular mejorarán, de esta manera, la percepción de la “ciudad habitable” para los ciudadanos, llegando a atraer a otros sectores de consumidores.